23 de febrero de 2016

La cara amable del empleo y el desempleo

A
 A priori, quizás te cueste pensar que el desempleo pueda tener una cara amable. Pues no te equivocas… Ciertamente, a la falta de ingresos se unen factores sociales y psicológicos que pueden resultar difíciles de asimilar y, más aún, imposibles de aceptar a priori. Pero, precisamente, de esa capacidad de asumir las nuevas circunstancias, de afrontar las nuevas situaciones adversas, los reveses de la vida, dependerá directamente tus posibilidades de abrirte nuevos caminos hacia proyectos profesionales que, aunque a estas alturas de tu vida no lo creas, están ahí esperándote.

¿Acaso cuando te ha tocado vivir alguno de estos momentos no te has preguntado a ti mismo el “por qué” de tu situación?, ¿si has hecho algo para merecerlo?. Y si a eso pudieras sumar que fue provocado por factores externos, por decisiones erróneas de quienes te mandaban o… Mejor no hablar. Aún en esos momentos, seguro, te espera al otro lado “una cara amable”.



Empleo, desempleo… He ahí la cuestión. No hay que ser un lumbreras para definir los actores principales de una función en la que el final feliz ha de ser encontrar un nuevo empleo. No, no hay que ser un portento intelectual ni un hábil negociador para situar al candidato y al reclutador (ya sea consultor de RRHH o la propia empresa contratante) como actores principales.

Hasta ahí, estamos de acuerdo pero,  ¿alguna vez te has sentido el verdadero protagonista?. ¿O acaso no has podido dejar de sentirte como la víctima de una historia “mal contada” con final equivocado?. Pues deja de ser quien no deberías ser y actívate (o reactívate) y comienza a afrontar tu nuevo papel estelar que te llevará –sin duda- al mejor de los finales: al principio de tu nueva aventura profesional.

Como no podría ser de otra manera, el factor motivacional es fundamental y, en este sentido, tú tienes mucho que decir. Yo comenzaría por plantearte dos, mejor, tres cuestiones:
-  ¿Estoy dispuesto a presentar la mejor versión de mí mismo y dejar de lamentarme?
-  ¿Estoy dispuesto a ser disciplinado y aferrarme a una estrategia previa?
-  ¿Estoy dispuesto a no dejarme influenciar por personas tóxicas?

Si la respuesta es un Triple-SÍ, estás de enhorabuena. Tu futuro, si aportas constancia, está en tus manos y no en la de los demás. Si, además, eres capaz de añadir una mínima dosis de humildad, asumiendo que necesitas un nuevo empleo, mejor que mejor. Ten en cuenta que nada de lo que hiciste ayer vale a partir de hoy si no comienzas a poner en valor lo que eres capaz de hacer a partir de mañana en el seno de una nueva empresa. Es momento de aprender a venderse; es momento de aprender a quererse.

Llegados a ese punto, qué duda cabe de la relevancia de las personas que nos rodean y, especialmente, de la capacidad de los reclutadores para elevarte o hundirte en cada uno de los procesos de selección en los que participas. Aún me cuesta entender la dejadez de muchos para atender los portales de empleo al uso como deben, dejando en el olvido las miles de candidaturas de los siempre esperanzados aspirantes al puesto) y no indicando –qué menos- que sus candidaturas han sido rechazadas o que, sencillamente, el proceso a finalizado. Eso sucede mucho más de lo deseable,
¿verdad?.

Seguro que has vivido otras situaciones no menos particulares en los que el compromiso tácito del reclutador en avisarte tras la entrevista, tanto para el no como para el ansiado sí, cae nuevamente en el olvido. Sí, así es…

Pero no todo sucede en esos términos: afortunadamente, también hay personas con mayúsculas, con alto grado de humanización en su profesión y, sobre todo, en sus acciones, que interpretan la figura del candidato como lo que es: la “estrella de la película”. ¿Acaso has visto alguna vez un proceso de selección sin ellos?. ¿Acaso cuando se anuncian las ofertas, no se reclama más que al candidato?. Cierto, es así… Los busca-talentos también deben ir dotados de talento y, cómo no, de una justa dosis de sensibilidad.

Y llega ese momento en el que conoces a personas que te ven como algo imprescindible para poder hacer bien su labor de criba y te miran de tú a tú, con agradecimiento por poner tu talento en sus manos, con ánimo de sacarte partido para ofrecer esa “mejor versión” de la que hablaba anteriormente y, sobre todo, con ese equilibrio entre lo profesional y lo humano que sólo distingue a los grandes profesionales y, cómo no, a las grandes personas. Sí, no te quepa la menor duda: existen (doy fe).

Los hay que incluso cuando plantean la posibilidad de que seas descartado del proceso en cuestión, te proponen que refuerces tu CV con ellos para que puedan ofrecerlo de manera proactiva a sus clientes-empresas. Eso... Eso no es normal, me dirás. ¡Pues ahí lo dejo!.

Podría decir que hay más de unos que de otros pero no merece la pena emplear más palabras si no es para decirte que debes volver a la tercera de las cuestiones planteadas párrafos arriba sobre las personas tóxicas. Al respecto, nada más que añadir (no merece la pena). Pero sí te diré, para concluir, que a poco que te encuentres una persona con “cara amable” en tu vida, te la puede endulzar para siempre. Y esto es válido tanto en lo profesional como en lo personal.

Pero recuerda que no siempre se cruzan, hay que buscarlos… De todos ellos, aprendo y, si es posible, los intento imitar porque son reales, tienen nombres (Yolanda, Ana, Ricardo, Andrés y suma y sigue…). Seguro que ya les has puesto nombres y te ha venido a la mente alguno de ellos.



Y ahora… ¿Estás dispuesto a cambiar de cara?

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